CRÓNICA
Presentación del número 8
de
Hazversidades poéticas
Maxi Rey
8 de abril, 2011
8 de la tarde
Café Libertad 8
Calle Libertad, 8
MADRID
Decir Maxi Rey es hablar necesariamente de imagen poética en movimiento y sonando durante más de treinta años de lírica y épica en cintas de vídeo. Decir Maxi es hablar del rito de plantar el trípode, colocar la cámara en primera fila y esperar a que los poetas se pongan a tiro para embucharlos en una ignota posteridad videográfica.
En toda buena lectura poética no puede faltar el tío Maxi, su boina invernal, sus aperos de sacar poetas, su amabilidad, su sano cotilleo y ese vinito recién traído de León con el que nos regala de vez en cuando al final del acto.
El tío Maxi ha traspasado la barrera, ha dejado a otras la cámara y ha sido objeto lírico captado. Quiero decir que el viernes ocho de abril se subió al pequeñito estrado de Libertad 8 y, a las ocho de la tarde-noche, hízose poeta lector o grabación de sí mismo. Vamos, que probó su propia medicina audiovisual, pues ha de saberse que lo de leer versos es sumamente pegajoso, que casi todos los que asisten a las veladas líricas aspiran en secreto, o no tanto, a perorar a lo vate de remate. Lo tengo muy comprobado.
Jaime Alejandre nos ofreció de Maxi Rey, poeta ocasional, semblanza breve, afectuosa y desenfadada. Se presentaba el número ocho de plaquette o cuadernito de la colección Hazversidades. Fecundo e inteligente proyecto, que regala constancia editorial a tanta poesía oída, desparramada en noches de lectura y olvido.
En las solapas de este cuadernito, se nos cuenta que el número ocho, el de Maxi Rey, tiene por título Escuela de mujeres. También se nos comunica que el autor fue profesor de Lengua y Literatura Españolas, que ha grabado en vídeo ciento de lecturas poéticas (más bien miles), que ha montado películas (más bien pocas), que ha escrito narraciones cortas y premiadas, y libros de poesía, no publicados.
El videógrafo y poeta Maxi Rey hizo una introducción espiritualista a lo que sería la lectura poética. Abreviando. Dijo que el libro era un viaje; que sus versos constituían poemas parteluz cual vidrieras góticas; que él no era buen poeta –pues nunca había pretendido serlo-; que como cuenta Eduardo Punset el cerebro humano no busca pensar, sino sobrevivir; que Dalí estudió y pintó ciertas obras basándose en las elucubraciones de Juan de Herrera sobre la forma cúbica; que ello tiene que ver con un viaje que hizo con el poeta Ángel González; que la piedra es un valor primordial y el átomo no veas; que nuestra vida es de poco durar y que lo que manda es el movimiento de las placas tectónicas y que se lo pregunten a Japón; que en España últimamente se está borrando el inconsciente colectivo; que las piedras guardan nuestra memoria. Conclusión: Maxi Rey, poeta de la verdad más antigua; Maxi Rey, poeta chamán. Lectura en Libertad 8 a las 8: lectura iniciática.
Maxi Rey leyó con seguridad pasmosa su cuadernito-poema-historia-viaje. Leyó con sumo tono didáctico su poema-periplo hacia la verdad más antigua, a través de largos versos como frases de profetas no escuchados.
La protagonista del poema-viaje se llama Sofía, o sea: señora o señorita sabia, que tras prejubilarse se fue a vivir con dos gatos a la casa de la montaña.
Sofía se nos presenta como mujer receptora de conocimiento ancestral y anacoreta. Y para la montaña se encamina el yo lírico de Maxi Rey, que con cuatro personas más pasará cinco días. Todo esto se ha contado en prosa a manera de prólogo. Después vendrán los poemas, divididos en diez partes y un final.
Pero dejemos que los versos digan por el poeta:
No sigas al hombre que viene de lejos
y te habla de la fuerza de la tierra,
desde el agua turbia de tu alma.
…………………………………………………….
No creas al hombre desconocido,
a ningún hombre que te hable
en la tarde sobre una colina.
…………………………………………………….
No mires con atención a un extraño
que acaricia la piedra del muro de la vieja ermita
como se acaricia el alma de la amante dulce,
que calcula su edad centenaria, firme
en las leves columnas que se elevan desde el suelo.
………………………………………………….......................
He bromeado o he hablado del tiempo
con las personas que viajaban a mi lado,
con la que coincidía en una sala de espera,
con la que leía mi periódico por encima del hombro,
con la que hablaba de política o religión.
……………………………………………………………………….
Me he instalado en la comodidad
y he olvidado preguntarme por el origen
de una fiesta, de un árbol o animal, de un rito,
del ritmo lento de las estaciones,
de una humilde piedra junto al río,
del río mismo y de las fuentes.
……………………………………………………………….
He sentido la fuerza de la naturaleza,
he sentido la fuerza de mi cuerpo,
en las miradas acariciadoras de este hombre
sobre mi cuerpo, sobre mis pechos;
los rayos del sol sobre mi sexo
me han hecho perder el sentido.
………………………………………………………………..
En la colina, entre los robles y las encinas,
rodeada por los cantos y bailes de mi pueblo
celebraré los esponsales en una fiesta de primavera.
Gozaré con él sobre la hierba durante el día y la noche
para que mi sangre fecunde montes, arroyos y llanuras
hasta el mar inmenso de los sueños.
Detrás del yo de Sofía, cuyo nombre no se cita en los poemas, se encuentra necesariamente el poeta desdoblado, pues hombre, naturaleza, mujer y yo lírico son una misma materia, que Maxi Rey nos presenta para fraguar una poesía muy enraizada en el tiempo y la tierra.
Tiene este cuaderno mucho de manual para no perderse en novedades y modernidad al uso, aunque le sobra un tanto el imperativo chamánico y profesoral (No sigas… No creas… No mires… No hagas caso… No escuches…, etcétera), y le falta algo de sugerencia, de dulzura. Pero Maxi es así de rudo, como su León nativo.
Para el cómputo mundano, ha de saberse que la lectura gozó de aforo completo y de mucho calor. Asistentes de pie, cual estrella del rock. Y no he de mencionar la larga nómina de los presentes ilustres, poetas casi todos/as, pues a buen seguro me olvidaría de muchos. Baste con fijarse en las fotos del público.
Bueno, Maxi, bienvenido al parnaso que tú tanto grabas, aunque haz el favor de dar plena salida a esa poética documentación videográfica, que atesoras como avariento aldeano. Un abrazo.
Fotografías
Mayte Pañeda
y
Rafa Montesinos
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Estuve, grabé doy fe.
ResponderEliminarBuen trabajo con tus amigos, Rafa.
Querido Enrique:
ResponderEliminarQue menos puedo hacer, o escribir un poquillo, sobre tanta poesía y amistad que da sentido a esta vida nuestra. Y ya te llegará tu turno, tú que tanto has escrito sobre los demás. Un abrazo.
Rafa, gracias por lo que dices que es mucho y por las fotos, lo dices todo. Pero el texto no es chamánico, ni espiritual, ni iniciático, es real: los símbolos de las viejas culturas están presentes en los capiteles románicos que nunca se explican pero hay libros que lo dicen, el culto a la naturaleza está presente en infinitas manifestaciones a lo largo del llamado folklore: en mi pueblo acabamos de poner el mayo, símbolo fálico de la fecundidad. Enhorabuena por tus palabras, beberemos una botella de vino prieto picudo, abrazo, Maxi
ResponderEliminarEnrique, no sabes lo que me alegra que tú hayas grabado el acto, tú a quien he grabado tanto, ¿me has maltratado? ¿qué me pides a Cambio? Maestro, un abrazo, Maxi
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