lunes, 25 de abril de 2011

Palabras en Venus y Eros (1). María Antonia Ortega.



Palabras en Venus y Eros
(1)
María Antonia Ortega


    Con los tres poemas en prosa de María Antonia Ortega, abrimos esta nueva sección en Metolcuatro






 Imagen de DeÁngel




           I

ATA ENTRE SUS MUSLOS LA DONCELLA UN PENE DE ORO, Y CORRIENDO EN ENERO LA VIRGEN DE

enero sobre la hierba nueva que brilla como entre las hojas el verde limón, regresa a la selva; y deslizándose entre las ramas de los oscuros árboles como un débil rayo de luz, desciende hasta el río, y allí ama al joven cuyo rostro oculta bajo la máscara de una vaca.
         Sacude la niña su larga cabellera mojada, y con ella cubre como si levantase una tienda al que su rostro también esconde; y ahoga sus gemidos en lo más hondo de su melena tal que el viento en el trigo, en las ramas más altas, en las olas más altas; y descubierta
         cual novicia a la que ese mismo viento hubiese arrebatado el velo antes de llegar al altar sonríe.
         Tarde que abatida al ras del suelo por el crepúsculo deja un rastro rojo, la novia reposa
         junto al de la careta de vaca; y ya muerta una gota de sangre perla la cinta blanca que entre sus muslos ataba al dorado pene, y muerta todavía sonríe.






Pintura de Pablo Ruiz Picasso





                                                           II
                                  SEX SHOP EN HONG KONG

Ésta es la tienda de sexo más importante, pero no veo ligueros, ni de colores llamativos lencería, ni instrumentos de dominación ni de sometimiento, sino libros de poetas inmortales, filosofía, y un pequeño servicio de Bar-Restaurante con platos exquisitos.
         Dicen que es aquí donde se pueden conocer de verdad los placeres de la carne. No consiste en la satisfacción urgente del deseo sino en su aplazamiento.






 Pintura de Gabor Miklossy





                                                          III

La soledad como estado de pureza y virginidad constantemente renovada. Erotismo no es estrictamente satisfacción del deseo, sino su aplazamiento, inventando distracciones antes de su cumplimiento, para hacerlo así más grande.
El espasmo solitario u orgasmo hacia el infinito, ese estremecimiento solitario que constituye la perfección y consumación del sexo, principio y fin del placer en sí mismo en el que abandona el amante a la amada por fin al suyo propio, como si pudiera entrar para siempre dentro de sí misma en compañía del amante. Es entonces cuando comienza el orgasmo hacia el infinito.


Pintura de Rik Slabbinck


****




   Los textos I y II aparecen recogidos en la plaquette o cuaderno número 8 de Hazversidades (editado por Libertad 8 y Cuadernos del Laberinto. Madrid, 8 de marzo de 2011).
   El texto III me lo remitió la propia María Antonia Ortega a través del correo electrónico.


****






No hay comentarios:

Publicar un comentario