lunes, 7 de marzo de 2011

Pornografía. Escritos viajeros. (2) De lo que me dijeron el Oráculo de Google y un cabrero sabio.




II
De lo que me dijeron
 el Oráculo de Google
y
un cabrero sabio





    Tras pagarle la correspondiente taxa, La Sacerdotisa GooglePitón me dijo: “Mira en esta pantalla espejo, ¿ves la palabra pornografía? Millones de entradas te contemplan. Busca alrededor y algo comprenderás. Sois demasiados mirando lo mismo y vuestros ojos se confunden, se entrelazan, se desean y se apagan”.  Se dio media vuelta, cerró la puerta del Oráculo de Google. Y comenzó el sol a morirse. Estaba en el pórtico del templo con el ordenata portátil en las manos. Encima, empezó a llover.

    Un extraño sentimiento me invadía, mientras un pastor de cabras cojas deambulaba con su raro y escuálido rebaño. Hacía frío y el pastor y sus cabras no dejaban de observarme.    

   -Menuda tardecita que se ha puesto. Oiga, ¿tiene un cigarro?”
   Y nos pusimos a fumar sin decirnos nada, mirando el plomizo cielo, hasta que bruscamente saltó:
   -No haga caso de lo que diga esa bruja del Oráculo. Está muy drogá y tiene un programa en la tele en el que cuenta muchas mentiras. Cualquiera de mis cabras adivina mejor las cosas. ¿Usted qué busca?
   -Saber lo que es la pornografía.
  -Mejor será que mire en estos libros, antes que se coman sus hojas las cabras.
     Y me dejó dos libros, de los que extraje estos sabios consejos.

(1)
   Palabra es pornografía que del griego antiguo deriva. Que viene de pornographós, “el que describe la prostitución o a una prostituta”, y que es término compuesto de porné (ramera, prostituta, puta) y grapho (yo describo).

                                                           (2)
   Que el sapiente Joan Corominas, en su Diccionario Etimológico de la Lengua Castellana, que no se han comido las cabras, nos hace ver que la palabra pornografía aparece entre nosotros hacia 1880, y no mucho antes entre las gentes de aquella Europa finisecular.

                                                           (3)
  Que en un segundo libro, que tampoco se han comido las cabras, se dan unos datos que me llevaron a pensar que pornografía y fotografía de fácil reproducción nacieron de la mano. Y me acordé de algo que ya escribí en este blog (Poesía, Sexo y Fotografía Añeja, 17 de noviembre de 2010):


  El señor Talbot patentó, en 1841, el "calotipo", el primer proceso con negativo que posibilitaba obtener múltiples copias a partir de un negativo de cristal. Y, como era de esperar en el ser humano, el avance fotográfico fue empleado al instante para reproducir cuerpos  desnudos, principalmente femeninos, y algo más.
   París pronto se convirtió en el centro de este negocio. En 1848 sólo existían trece estudios fotográficos en París, mientras para 1860 había unos cuatrocientos. La mayoría de ellos se lucraban vendiendo pornografía ilícita a la masa que podía permitírsela.

        Había dejado de llover, y el pastor se había marchado después de haberme pedido “tres o cuatro cigarros, para pasar la noche”. A cambio, me regaló dos añejas postales que reproduzco, no sin antes advertirme:
-Ojito, que las cosas no suelen ser lo que parecen, y eso va también por la pornografía y demás cochinadas.
 Todo estaba oscuro y silencioso. Alumbrándome con el mechero, me dispuse a buscar alojamiento en el pueblo, extrañamente turístico, que vivía del Oráculo de Google.
                                                              



(CONTINUARÁ)


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