lunes, 21 de marzo de 2011

JUANA VÁZQUEZ invitada por RAFA MORA y MONCHO OTERO. En Libertad 8.




Rafa  Mora  y  Moncho Otero
(guitarras y voces)

INVITARON  A
Juana  Vázquez
(poesía y voz)

Domingo 20 de marzo
2011
19.00 horas

Café Libertad 8
C/ Libertad, 8
Madrid










   Nueve días después, Mayte y yo regresamos a Libertad 8. Cuánta poesía musicada, cuánta música poetizada guardan las paredes de este veterano local. Y para jóvenes veteranos la pareja de cantautores Rafa Mora y Mocho Otero, con tres cedés a la espalda, que ofrecieron a los asistentes, con oferta incluida, al comienzo de la sesión.

Había que empezar con cierta puntualidad, pues a las 21.30 horas se anunciaba Fiesta de la narración oral, es decir un montón de cuentacuentos y cuentacuentas y, claro, no era plan hacer una torta o amalgama de verso, prosa narrativosa, con harina de música en voz y guitarra.

   Principia Rafa Mora luchando con el micro que le apuntaba los genitales, y aunque canta de cojones no parecía propio el asunto. Le acompaña un ciertamente cansado, pero jovial, Moncho Otero. Hay versos en el pentagrama, luna y carta de la siempre querida, pensada y reída Gloria Fuertes. De igual modo oímos como recitan en deambular rítmico algo para ligar, ¡con éxito sexual!, de Mario Benedetti.

   Después vendría la música del poema La Araña, de ese veteranamente joven poeta zamorano que es Jesús Hilario Tundidor; un poema de amor abolerado y con silbidos de acompañamiento del lírico Rafael Morales. Y para finalizar el primer bloque o capítulo, que lo de bloque suena a ladrillo o a jevi-rock, regalaron a Juana Vázquez, poeta invitada en esta sesión, una versión musical del poema, que al principio la poeta no recuerda, en el que se repite mucho el verso u estribillo “me vendaron los ojos”.














   Segundo capítulo. Sale Juana Vázquez. Nos habla que a los dieciséis años comenzó a escribir poemas, que durante la carrera filológica se le quitaron las ganas, que dichas ganas las retomó con treinta primaveras y que ya se dispone a leer. Para no hacer longo el asunto resumo lo que se me quedó y anoté en mi libreta de campo lírico: Sueño de un sueño... Miedo al laberinto y el silencio… Miedo de ser un sueño de sueño… Pájaros y desamparos… Cegará blanca la noche… Palabras de sombra cerrado el círculo.









   Tercer capítulo. Irrumpe con elegante donosura y guitarra en ristre la cantautora Clara Ballesteros. Nos deleita con, suave y firme la voz, la letra de una poeta hispanoamericana-centroamericana cuyo nombre se me escapa, aunque anoto estos versos, algo descuartizados: El eclipse dulce de tu cuerpo y mi cuerpo… No hay eclipse más dulce que tu cuerpo y mi cuerpo. La verdad es… qué cosas más hermosas se pueden decir del amor y su cópula. Y como Pablo Guerrero se hallaba en la sala (¡qué honor!), Clara canta una canción del maestro de cantautores: Un silencio resbala en su espalda…  Y no sé si fue la emoción que me embargaba o el regustillo musical, lo cierto es que me entraron unas ganas de fumar… Y salí a la calle a hacer lo propio.









   Cuarto capítulo. Tras la dosis nicotínica conveniente, Mocho Otero y Rafa Mora se encontraban explicando que iban a musicar un poema de Manuel López Azorín. Y lo hicieron con sumo gracejo, pues La verdad es relativa. No hay valor absoluto. A continuación, hicieron lo mismo con poema de Carolina Negrilla, que hace ya sus años ganó un concurso para chavalitos/as que convocaba la Comunidad de Madrid y que decía ingenuas y tiernas cosillas como que Madrid es una ciudad donde vive mucha gente… Es fenomenal esta mezcla cultural. Y finalizando ello, se ponen cubanos, aunque confiesan que no han estado en la isla, y nos regalan una guajira, que es como decir una paletada o cosa de campo, pero en cubano, que así queda más lustroso. Dicha guajira iba de un largo lagarto verde, con ojos de piedra y agua.













 

   Quinto capítulo. Juana Vázquez irrumpe con poemas solidarios de Nos más Otros. Se vuelca en la conciencia. Se apasiona y apasiona al auditorio. Se remansa y nos adentra en extrañas visiones oníricas pues, según ella, me puedo convertir en una oruga… ¿estoy dormida o muerta?... A mí, por lo menos, me dejó un tanto sobrecogido.








   Sexto y último capítulo. Despedida breve de Mocho y Rafa. Poema de Juana Vázquez (Fuera los falsos espejos) y de Gloria Fuertes: Los hombres no supieron/ que hubo hombres que escribieron para ellos. Emocionante, como acostumbran.

   Y fin de la sesión, que venía el largo cuento de los cuentacuentos.












   Me lo pasé bien, entre amigos que saben lo que hacen sobre el pentagrama, el ritmo, el compás y el verso.

















   Bien estuvo pagar un suplemento por tan buen e íntimo espectáculo. Aunque estaría mejor que no sólo cobraran los músicos. Que cuando lean los poetas, también sus versos sean objeto de retribución en euros. Pero ya se sabe. En este país los poetas arrastran la fama de la pobreza, el gratis y más vale que no digas nada que la próxima no irá a escucharte ni una mosca que pasara por allí. Qué país.



Texto
RAFA MONTESINOS

Fotos
MAYTE PAÑEDA + RAFA MONTESINOS
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