lunes, 25 de julio de 2011

Arte y Cultura de Ahora. LUCIAN FREUD. El psicoanálisis de la carne y el tiempo.





Arte y Cultura de Ahora

LUCIAN  FREUD

El psicoanálisis
de la carne
y el tiempo











   En mayo de 2008 saltó la noticia. En gran subasta neoyorkina se había vendido ¡por 33,6 millones de dólares! una cuadrito de un artista no muerto sino vivo: Benefits Supervisor Sleeping. La mayor cantidad jamás desembolsada. El protagonista de la noticia era el pintor británico Lucian Freud, nacido en diciembre de 1922 en Berlín.





 Benefits Supervisor Sleeping











   Como siempre tuvo que ser la sinfonía del dinero en millones la que pusiera en Gran Parnaso Pictórico a un artista que venía de lejos. Tal vez del oscuro diván psicoanalítico de su abuelo, Sigmund Freud, de aquellos recovecos del sexo oscuro, de la represión e histeria del siglo XIX y gran parte del XX, porque Lucian Freud desanda el camino trazado por el abuelo Sigmund, para escapar del sueño hacia un realidad tan realidad que la carne se hace verdad desnuda, bofetada verdadera más allá del hiperrealismo.

   Como los pintores verdaderos transciende y marca la ruta del tiempo, el sendero que conduce de la juventud hacia la vejez, del sueño a la muerte y, de nuevo, al sueño.
























   ¿Los seres retratados por Lucian Freud duermen, yacen o esperan su funeral? ¿En qué estadio de la existencia se encuentran? No sabría decirlo. Sólo siento que están a punto de despertar y contarme un secreto muy antiguo e inquietante.

   Lucian Freud fue amigo de un importante compañero de generación, el también inquietante pintor Francis Bacon. Por ahí la crítica señala que la obra de Francis y Lucian no tienen mucho que ver. Que son tan personales que están obligados a ser diferentes. Sin embargo, les une el atroz trabajo de los arañazos del tiempo.  La obra de Lucian Freud, a partir de los años sesenta-setenta del pasado siglo, nos presenta una realidad amenazada, unos humanos a punto de ser asaltados por la muerte, por el instante podrido. En Francis Bacon asistimos a la descomposición definitiva, al relámpago que todo lo distorsiona y aniquila.





 Lucian Freud y Francis Bacon,
hacia 1950



 Charlando con Francis Bacon



Lucian Freud según Francis Bacon 











   El miércoles 20 de julio falleció Lucian Freud en su casa de Londres. Tenía 88 años y seguramente la muerte no le pilló de improviso, pues sus continuos autorretratos nos la muestran trabajando lenta pero concienzudamente.

  Desde los años ochenta del pasado siglo, es una constante la pérdida de la viveza del color. Como si la alegre luz de la bombilla de la juventud fuera apagándose. Como si el tiempo solo le permitiera a Lucian Freud acceder a las tonalidades terrosas, parduscas o grisáceas. Como si intuyera el camino hacia la tierra y la nada definitivas. Como si el tan criticado retrato de Isabel II fuera la imagen ideal para el último sello postal de tan regia dama británica.











 Serie de autorretatos de Lucian Freud






   Los retratos se nos presentan directos como una bofetada de ultrarrealidad, con un fondo neutro, abocetado, sin importancia, que destaca aún más el primerísimo plano del modelo.
                                
   Hay en Lucian Freud un gusto muy suyo por la realidad –o irrealidad- doble. El retratado/a y su perro, el pintor y su modelo (ya sea mujer, hombre o caballo), las dos mujeres que yacen juntas, los dos amantes que duermen juntos, el contemplado y la contempladora. Todo es visto para ser visto. Todo está a punto de existir. Estamos atrapados en una reciprocidad visual sin palabras, sin movimiento. Un mundo quieto y doble.









 Francis Bacon según Lucian Freud





La egregia Isabel II de Inglaterra 





























   Lucian Freud, o el cronista del tiempo trabajando para el sueño y  la muerte, nos ha dejado una pintura de realidad verdadera, buen antídoto para estos tiempos de tanto movimiento vacío disfrazado de arte. Duerma en paz.












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