viernes, 14 de enero de 2011

CARLOS AQUILINO. Inauguración de su exposición.

... Y la pintura y los dibujos de Carlos Aquilino regresaron a Madrid (Ángeles Peche. Galería de Arte: calle de Montesquinza, 11).

   Como indican doctas firmas en el catálogo, esta expo se articula en tres partes, en tres salas. La primera dedicada a la Arquitectura, la segunda a la Naturaleza y la tercera a los dibujos prensados.




   La Arquitectura en Aquilino es un hecho soñado, ´"postchirínico", una especie de ruinas que surgen del mar, como Atlántida tranquila que no espera ni a Ulises ni al turismo. También es el ser humano convertido en arquitectura de sí mismo, en torcido laberinto que duda entre la ciudad de Pisa o entre ser  un decorado del Doctor Calligari. Hay algo desasosegante en esta arquitectura, pues no se sabe bien si es escenario de paraíso y nostalgia o escenografía de pesadilla.
















   Lo de la Naturaleza es más bien cosa de regreso, de venganza de esa Naturaleza, pues el ser humano ha quedado reducido a diminuto animal, a desnudo gusano ante tremebundas plantas que se agitan como posibles girasoles y calabazas carnívoras. ¿Otro sueño de Aquilino? Lo cierto es que el espectador se expone nuevamente al desasosiego, aunque el equilibrado color tranquiliza.


















   Y los dibujos, original plano de una ciudad más que posible. La ciudad de las palabras y los encuentros. El caos como raro equilibrio. Un ir y venir sin fin. Un extraño juego del dónde está tal personaje, de dónde está autorretratado el propio artista: Carlos Aquilino. Búsquelo, anda escondido entre su maraña.

















Y tras el rápido examen de la materia aquilínica, pasamos a ofrecer una crónica fotográfica de la animada, concurrida y artistísima inauguración.


FOTOS: Mayte Pañeda + Rafa Montesinos

























































   

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