FLAPPERS Y
FILÓSOFOS
(Celebración
de la Conjura)
BELLEZAS EN EL
ÁTICO
Los
Conjurados
Colección de
poesía
Viernes,
21 de septiembre – 20 horas
ÁTICO TERRAZA
C/
Princesa, 24, 6º izquierda
MADRID
****
O R G A N
I Z A N
PROMODELIA
Comunicación,
imagen y moda
LOS CONJURADOS
Colección
de poesía
****
Fotografía
Mario Testino
INTERVENDRÁN:
Isabel Bono, José Ignacio Serra, Beatriz Russo, María Antonia Ortega, Miguel
Losada, Ana Rossetti, Rafael-José Díaz, Beatriz Hernanz, Javier Lostalé, Jesús
Javier Lázaro, Miguel Montesinos Pañeda, Almudena Urbina, Fermín Higuera, José
Cereijo, Juan Antonio Marín, Fernando G. Tzalek, Jesús Urceloy, Roberto
Loya y
Alberto Escarpa.
MAESTRO DE
CEREMONIAS: Ángel Rodríguez Abad
Juan José Martín Ramos es un auténtico milagro lírico-editorial. Y cual
personaje de cuento bueno, ha logrado reunir en su colección de poesía Los Conjurados una selección de poetas,
y otros practicantes de lo lírico, de una calidad y novedad inigualables.
Por ello, si el lector curioso desea saber sobre poesía española actual,
que consulte el catálogo de Los
Conjurados… y no perderse esta fiesta del viernes 21 de septiembre: Bellezas en el Ático.
Para mayor información
Fotografía
József Pécsi
ESCAPARATE
El mundo lo ves a través de un cristal lleno de gotas de lluvia. La
gente que pasa por la calle te mira con curiosidad, con asco, con indiferencia.
Algunos apoyan el aliento en el cristal, otros las manos peladas por el frío,
por el hambre, por el tiempo. Tú, con la mirada fija en la parada de autobús,
sueñas con escapar de esta cárcel sin rejas. Vistes con blusas que jamás
desearías tener, con pantalones que nunca podrás comprar.
Por
las noches, cuando las luces de la tienda se apagan, abandonas tu quietud y por
fin puedes descansar. Dejas el escaparate y te tumbas en el sillón más cercano.
Sueñas con poder comer, hablar, llorar.
Pero no tienes hambre para comer pan, ni lengua para hablar, ni lágrimas que derramar.
Sientes que tu cuerpo, de dimensiones perfectas, es inútil porque jamás nadie
lo tocará, lo deseará. Cuando las luces de la tienda se vuelven a encender,
regresas a la quietud del escaparate.
Un
día la tienda cerró por la crisis y te abandonaron en un escaparate sin
espectadores. Ya no podías ver las manos de la gente, la parada de autobús, las
gotas de lluvia. Finalmente, las luces se apagaron y tú conseguiste la
libertad.
Al
salir de la tienda, besaste a chicos guapos, viajaste en avión, lloraste por
amor. Fuiste a restaurantes caros, a habitaciones por horas, a peluquerías con
peines de platino. Sentiste las manos sobre tu piel, el aliento sobre tu cara,
la lluvia sobre tus ojos. Sin embargo, seguías mirando las paradas de
autobuses. Las miradas de la gente seguían siendo de curiosidad, de asco, de
indiferencia.
Empezaste
a trabajar de dependienta en una tienda. Un día al cerrar, te quedaste mirando
a los maniquíes del escaparate. Añorabas sus miradas verdes, sus poses de indiferencia.
Los días mirando al vacío, las noches
soñando con tener hambre.
Con
decisión, cogiste el mejor vestido de la tienda, apagaste la luz y te volviste
a convertir en uno de ellos.
Miguel
Montesinos Pañeda
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