sábado, 30 de marzo de 2013

Prosas rabiosas. "Voces sin estadística"





Prosas rabiosas


Voces sin estadística






FotoPiedra: Rafa  Montesinos












1
   Soy una chica oficialmente alegre. La que sonríe y tiene soluciones para casi todos, la que tiene terror al terror del orden. Y creo que las paredes de mi vida se están agrietando.

   No he dejado de sonreír y no tengo conciencia del ser y hago lo que me da la gana. ¿Qué se habían creído, que suelto este rollo para dar pena?







Foto:  Rafa  Montesinos












2
Qué rápido viajan las noticias. Antes  había un burro, una paloma o un barco que las llevaban.
   Qué fugaces viajan las noticias. No parecen noticias. Ya no son cosa del pasado. Hoy no tienen futuro. Sólo un presente pequeñito flotando en una pantalla. Llegan para morir sin recuerdo.
   Las mismas guerras, los mismos muertos. Como si sólo hubiera treinta cadáveres para representar la masacre, como si hubiera que pedir permiso para morir una y otra vez.
    La misma final de fútbol. Idénticas Olimpiadas. Igual récord. La misma mentira repetida.
   Qué aburridas viajan las noticias. Podrían contarnos algo nuevo, casi tan  nuevo como la curiosidad de un niño.





Foto:  Rafa  Montesinos












3
   Mi pasaporte dice que soy español. Mi vecino dice que no es catalán. En la tienda de la esquina vive una familia de chinos. En los pasillos del Metro suele haber tres senegaleses. Uno vende bolsos y cinturones; otro, muñecos de peluche y guantes; y el más triste, películas pirateadas. Mi mujer ya no quiere hacer pilates, quiere aprender inglés y dos semanas en Nueva York. Mi hijo mayor tiene que hablar alemán y trabajar en Alemania. Creo que hay demasiadas banderas, pero mi asco no tiene nacionalidad.




Foto:  Rafa  Montesinos











4
Cuando no sea un niño sino un zombi de provecho… Mejor lo dejamos. Lo pienso y me da miedo y hoy no hay nadie en casa.




Foto:  Rafa  Montesinos












5
   ¿Equivocado? Es imposible. Vayamos despacio. Aquí hay una casa; allí, otra; y en esta vivo yo. ¿Entonces? No, no me puedo equivocar. Es mi casa. Tengo todos los recibos.




Foto:  Rafa  Montesinos











6
   Duermo de cualquier manera, como en cualquier bar, pienso sin importarme lo que pienso, amo sin amar y sólo fumo cigarrillos de una marca y no voy a decir cuál es, pues sólo es mía y sólo existo en su humo.




Foto:  Rafa  Montesinos











7
   Ya no hablan los poetas ni de Dios ni con Dios. Intentan establecer comunicación con la nada, con la geología, con la injusticia, con el niño que fueron, con una mujer que pasa, con una cuenta corriente o con un hijo que no les hace ni puto caso.

   Qué pena, Dios ya no cotiza en verso, y eso que está ahí. Muerto de risa, escondido tras la cortina, mirándonos como un niño ingenuo dispuesto a la broma cruel.

   Es cierto que ahora los poetas lo llevan crudo, escribiendo como máquinas, publicando libros que ni regalados, dándole vueltas a su yo estropajoso

   Y es bien cierto que es estupendo ser poeta, como antiguamente, para sentir, ver, tocar a Dios, aunque solo sea para cagarse en él. Con perdón.




Foto:  Rafa  Montesinos











8
   Oiga, caballero, que hoy tenemos tiempo y, de pronto, no lo tenemos. Que trabajamos o robamos cuando nos dejan, mientras los listos nos sustraen el tiempo.

   Oiga, caballero, no se vaya, que aquí vienen, que nos destituyen y nos etiquetan como almas muertas. Y entonces nos damos cuenta de que vivir es el único error posible. De verdad, caballero.





Foto:  Rafa  Montesinos

















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