viernes, 4 de febrero de 2011

RAFA MONTESINOS: (2) "El ser humano, cada vez más fragmentado". Ateneo de Madrid. Ciclo de debates" Pan y Circo", presentado por Aarón García Peña

Queridos/as visitantes de este blog:

    Os adelanto algunas ideas de la conferencia+debate+juicio sobre la fragmentación que, en mayor o menor medida, a todos dos afecta para lo supuestamente bueno y/o  malo o vaya usted a saber.

   




ATENEO DE MADRID
Agrupación de Retórica y Elocuencia

Viernes 11 de febrero de 2011 a las 20:00 horas
 Sala de Conferencias (3ª Planta)  
Calle Prado, 21



                              Ciclo de debates Pan y Circo


                              Sesión Tercera. Defensa de la idea:
             “El ser humano, cada vez más fragmentado” 

Por
Rafael César Montesinos,

                                       Presenta: Aarón García Peña
                               Presidente de la  Agrupación de Retórica y Elocuencia  






                                               





                                          FRAGMENTOS    DE

                     EL SER HUMANO, CADA VEZ  MÁS FRAGMENTADO



   El ser humano como especie sobrevivió por su capacidad de adaptación, de dividir su atención y  fragmentarse para atender a las multitareas cuando la ocasión lo precisaba: cuidar el fuego y a la prole a la vez, cazar y contemplar el paisaje, mirar el cielo por si llovía, nevaba o resplandecía el sol.

  Hemos sabido superar la rutina del instinto, crear un instinto artificial gracias a nuestro plástico y cambiante cerebro. Somos la especie que viaja y se pregunta, que plantea un problema e inventa la máquina adecuada.  ¿Pero nuestros inventos nos inventan a su vez?, ¿reinventan nuestra mente, y nos conducen a contemplar y pensar de manera diferente?

                                                                         *



   Imaginemos una situación cotidiana y bastante común.  Un humano cualquiera está viendo, junto a otro humano, una película o historia audiovisual de ficción en su imponente televisor de plasma.

   Sin embargo no está contento. Piensa que sería más estimulante que su pantalla transmitiera imágenes en Tres D, pero sin gafas. El mismo aspira a comprarse un vídeo juego Tres De en cuanto salga y aparcar su vieja PSP. Todo esto lo maquina mientras bebe, come y espera una llamada en su móvil de última generación y, a la vez, baja una canción en su ordenador.

   De pronto, se levanta y va al inodoro, pues con tanta actividad se ha aguantado en exceso las ganas de orinar y de deponer sólidamente. Relajado en el aseo, aprovecha para mandar un breve correo, consultar las últimas noticias y darle un vistazo a un periódico gratuito que le dieron esta mañana a la entrada del Metro.

   Cuando llega a la habitación, le pregunta al otro humano cómo va la película. Éste contesta que aún no han descubierto al asesino y que la historia va lenta. Entonces decide bajarse otra canción y puede que otra película, pues esta es un poco rollo.  También le han entrado ganas de besar al otro humano y tal vez algo más, ya que su relación se lo permite. Pero mejor para después, cuando acabe el rollo de peli, pues antes habrá de consultar las ofertas de empleo en su móvil con acceso a Internet.

   ¿Se habrán enterado bien estos dos humanos de la historia que transcurre en la pantalla de plasma, por muy simples que sean los argumentos del cine actual?  ¿Preferirán pasar de dicha película, ver un partido de tenis o relajarse copulando?

                                                                   *




   Son otros tiempos y otros productos. Las cosas y máquinas antiguas nacieron para durar, incluso para ser heredadas de padres a hijos, como aquellas máquinas de coser, cámaras fotográficas, radios, gramófonos, televisores e incluso coches. Pero desde la década de los ochenta del pasado siglo, el consumo dictó la ley de la novedad, de la moda y lo pasado de moda, instalando el precepto de usar-tirar-reciclar. Se acabó la reutilización. Viva el Consumo, la Publicidad de la Tierra de Jauja, la Fragmentación constante y el Cambio Climático.

                                                                      


  ¿De cuántas cosas se compone nuestro disfraz social? Les sugiero que efectúen el cálculo aproximado de lo que ahora llevan consigo y transportan.

                                                                      *


   A finales del siglo veinte el teléfono móvil empezó a borrar las fronteras y los ordenadores comenzaron a comunicarse entre sí. Nuevas máquinas, nuevas situaciones y nuevas conexiones neuronales. Como en la película de Poltergeist, gentes del otro lado invadieron todos los espacios.

   El trabajo entra en casa, el ocio entra en el trabajo. En el espacio laboral consultamos cuestiones privadas a través de las redes sociales y estas, a su vez, permiten a nuestros superiores saber qué hacemos fuera de la oficina o la fábrica.

   Entramos en un bar o en un café no por amor al alcohol o la amistad sino a la wifi. Allí calladitos y apantallados, resolvemos un trabajo pendiente, hablamos con un familiar o consultamos qué ocurre al otro extremo del planeta. Y a nuestro lado puede haber un individuo o una individua que le esté contando por el móvil a un pariente cómo le fueron las vacaciones o que piensa comer mañana y de qué va la receta. Y si este humano parlanchín nos toca cerca en un viaje en autocar de tres o cuatro horas, no nos quedará más remedio que aturdirnos con nuestra música favorita vía cable y auricular.

   Todo se mezcla, todo se fragmenta, todo se vuelve simultáneo, todo es superficial. Demasiado tiempo para la acción y poco para la reflexión. Vamos, un autentico revoltijo. Un hacer y hacer constante, una comunicación continua y ajena a la introspección.

                                                                   





            




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